El ser victima de mobbing es contingente a la pérdida de salud. Cuando una persona empieza a sentirse acosada comienza a detectar enfermedades físicas y síntomas somáticos. También el mobbing afecta a la salud mental de las víctimas haciendo que padezcan mayores niveles de ansiedad, insomnio, o en ocasiones, síndrome de estrés postraumático y depresión grave.
Actualmente hay dos aproximaciones para medir el mobbing: (1) el método subjetivo que evalúa la percepción de estar siendo víctima de mobbing; y (2) el método objetivo que mide la exposición objetiva a actos de mobbing. Ambos métodos han recibido severas críticas.
Cuando se utiliza el método objetivo la frecuencia de mobbing está entre un 8 y un 15%, mientras que utilizando el método subjetivo la frecuencia es del 2 al 10%.
Existen muchas razones para cuestionar la validez del método objetivo. La primera que el punto de corte para clasificar a alguien que está sufriendo mobbing se escoge de manera arbitraria. Segundo, cada técnica utiliza un número diferente de actos (desde 26 en el Negative Acts Questionnaire-NAQ, hasta 45 en el LIPT-Leymann Inventory of Psychological Terror). Por otra parte, no todas las situaciones tienen el mismo nivel de gravedad, de manera que algunas veces incluso un nivel bajo de exposición a ciertos actos negativos puede ser considerado mobbing.
La medida que se ha diseñado con el objetivo de evaluar el mobbing es el Cuestionario de Acoso Psicológico Percibido -CAPP (Morán, 2007). El CAPP es una técnica de medida subjetiva. A diferencia de otros inventarios que utilizan sólo un ítem, esta escala está compuesta por 15 ítems y únicamente uno de ellos pregunta directamente si la persona cree que esta sufriendo mobbing. Los otros ítems preguntan sobre si se sienten inseguros o amenazados, si perciben su entorno laboral como intimidatorio, peligroso y con predisposición al mobbing.
También el CAPP se diferencia de anteriores instrumentos de medida por el tipo de respuesta, al considerarse que el mobbing debe ser visto como un continuo que va desde "nada expuesto" hasta "muy expuesto", no como un "sí" o "no" ocurre este fenómeno. No siempre es fácil hallar el punto de corte que diferencie a las víctimas de las no víctimas, como tampoco para ellas mismas es fácil ponerse la etiqueta de acosadas o la de no acosadas.
Por ello, se propone la utilización de este instrumento para evaluar el mobbing. Es un cuestionario que enriquece el método subjetivo de medida usando la técnica del autoinforme y presenta evidencias de propiedades psicométricas satisfactorias.
Este cuestionario, de fácil aplicación al colectivo de trabajadores de una organización, puede contribuir a detectar acoso psicológico en el trabajo con el fin de prevenirlo y poder evitar sus consecuencias.
También es útil en investigación, puesto que una mejor medición del acoso contribuirá a una decisión más acertada sobre qué aspectos del fenómeno se pretenden investigar y, en consecuencia, a una mejor comprensión de este proceso. Una vez que esté bien delimitado el campo del mobbing y su percepción subjetiva, ha de ampliarse el campo de estudio en diferentes direcciones: los orígenes del acoso, psicológicos o de clima laboral, las consecuencias del acoso y el deterioro del bienestar en las víctimas y los observadores del mismo, la implementación de medios para su prevención, o los aspectos legales y éticos del acoso en el lugar de trabajo.
Referencias:
Morán, C. (2007). Acoso psicológico y burnout en profesionales de recursos humanos. En J. Romay (Ed.). Perspectivas y retrospectivas de la Psicología Social en los albores del siglo XXI (pp. 249-256). Madrid: Biblioteca Nueva.
El artículo original puede encontrarse en la Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones:
Morán, C., González, M.T., y Landero, R. (2009). Valoración psicométrica del Cuestionario de Acoso Psicológico Percibido. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, vol. 25, 1, 7-16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario