Mobbing en la academia
tomado de http://red-academica.net/observatorio-academico/2012/01/13/mobbing-en-la-academia/
Publicado en el Laboratorio de Análisis Institucional del Sistema Universitario Mexicano (enero 9, 2012)
Finger Mobbing, fotografía de Katrin Niederleithner
El mobbing, es decir, el
hostigamiento colectivo o asedio grupal, también traducido como acoso
moral, acoso psicológico, psicoterror laboral, etc., se basa en
comunicación hostil y deshonesta, recurrente, persistente, que se
prolonga en el tiempo y que es puesta en marcha por un grupo
identificable. Este tipo de prácticas se dan con mucha frecuencia dentro
de los espacios universitarios a nivel internacional. Una lista
detallada de 32 casos bien documentados se puede consultar presionando aquí.
Muchos de los académicos que han sido
blanco de este tipo de agresión terminan renunciando, siendo despedidos
injustamente o enfrentando otro tipo de sanciones oficiales, asimismo
injustas; otros casos han culminado en desenlaces fatales por
enfermedades derivadas de los ritos de degradación experimentados (como
Hector Hammerly), incluyendo el suicidio (por ejemplo, Justine Sergent).
Además, los contextos universitarios donde estas prácticas se
convierten en parte de su cultura organizacional se tornan muy
negativos, afectándose profundamente su buena marcha y la consecución de
su objetivo institucional principal, que es la formación de los
alumnos.
Sin duda alguna, el Dr. Kenneth
Westhues, de la Universidad de Waterloo, Ontario, Canadá, es quien más
ha trabajado el tema en espacios universitarios. La mayoría de sus
textos se encuentra en su portal y en Wikipedia.
Por la importancia que tiene identificar
el fenómeno en nuestros contextos académicos e iniciar el debate sobre
este tema en México, y también como un reconocimiento a las importantes
aportaciones del Dr. Westhues al vislumbrar y analizar la presencia del moobing en las universidades, a continuación se reproduce uno de sus textos: “El cruel arte del acoso psicológico” (2006), Academic Matters: the Journal of Higher Education, Ontario Confederation of University Faculty Associations, págs. 18-19, traducción cortesía del Psic. Sergio Navarrete.
*Escuela Nacional de Antropología e Historia
* * *
El cruel arte del acoso psicológico
Kenneth Westhues
Ken Westhues describe cómo los
académicos pueden atacar en grupo a colegas impopulares — y alerta a los
lectores de las señales de que un “acoso psicológico” académico está en
proceso.
Hace veinte años, el psicólogo sueco Heinz Leymann nombró mobbing a este terror, tomando la palabra de la investigación de Konrad Lorenz sobre la agresión en especies no humanas. El mobbing de depredadores ajenos y a veces conespecíficos1
se produce entre muchas aves y primates. Algo acerca del blanco suscita
un feroz, contagioso impulso para atacar y destruir. Los acosadores se
turnan para vocalizar hostilidad y causar heridas. El blanco
generalmente huye. A veces es asesinado y comido.
El mobbing violento es endémico en nuestra especie.2
El sociólogo de Harvard Orlando Patterson ha analizado el linchamiento
como un “ritual de sangre” canibalesco. La aglomeración de adolescentes3 es similar, como en el asesinato de Reena Virk en Victoria, BC [Columbia Británica], en 1997.4
Sus amigos la atacaron en un frenesí de derramamiento de sangre, la
vilipendiaron y torturaron, finalmente mantuvieron su cabeza bajo el
agua hasta que murió.
Leymann estudió el tipo de mobbing
no violento, cortés y sofisticado que ocurre en lugares de trabajo
ostensiblemente racionales. Las universidades son un arquetipo. Si los
profesores desprecian profundamente a un colega hasta el punto de sentir
la desesperada necesidad de humillarlo, darle una paliza al blanco es
una medida imprudente. Los acosadores psicológicos pierden y el blanco
gana credibilidad.
La estrategia más inteligente y eficaz
es agobiar emocionalmente al blanco mediante el rechazo, chismes,
burlas, obstáculos burocráticos y retención de recompensas merecidas. La
palabra alemana Todschweigen, muerte por silencio, describe esta etapa inicial, informal del acoso psicológico en el lugar de trabajo.
Esto suele ser suficiente para alcanzar
la meta. Muchos blancos se desmoronan, huyen a un trabajo en otro lugar o
toman la jubilación anticipada. Otros se rinden a la voluntad
colectiva, comportándose a partir de ese momento como un perro que ha
sido vencido por otro perro en una lucha por el dominio.
Si el blanco se niega a irse o
consentir, el acoso psicológico puede intensificarse hasta un arrebato
de agresión formal. Los acosadores psicológicos aprovechan un incidente
crítico, algún mal comportamiento real o imaginado que pretenden es la
prueba de la falta de mérito del blanco para continuar en el compromiso
normal de la vida académica. Se organiza un ritual de degradación, con
frecuencia en la oficina de un decano, a veces en un tribunal de campus.
El objetivo es destruir el buen nombre que es el principal recurso de
cualquier profesor, para exponer al blanco como alguien a quien no vale
la pena escuchar. La censura pública de parte de la administración de la
universidad deja al blanco estigmatizado de por vida. El despido formal
con publicidad concomitante lleva a la eliminación social en su forma
más concluyente.
En sus etapas más avanzadas, el acoso
psicológico es raro. Leymann estimó que menos del cinco por ciento de
los trabajadores ordinarios son acosados psicológicamente durante sus
carreras. El porcentaje entre los profesores puede ser un poco más alto.
En su libro exhaustivo sobre la libertad
académica, el historiador de York Michiel Horn relata algunos casos
famosos del pasado de Canadá de lo que hoy sería llamado acoso
psicológico. El despido del bioquímico George Hunter de la University of
Alberta en 1949 es un ejemplo. La expulsión de historiador Harry Crowe
del United College en Winnipeg en 1958 es otro.
Mi propia investigación ha sido acerca
de casos de acoso psicológico recientes en el mundo académico. Unas dos
docenas de casi cien casos que he analizado son de universidades
canadienses.
Debido a que la McGill University cerró
definitivamente la investigación sobre su muerte, el caso de Justine
Sergent en 1994 es especialmente digno de atención. Fue una
neuropsicóloga exitosa ahí, cuyos adversarios la colocaron en el lado
equivocado de la junta de ética de investigación local. Sergent recibió
una reprimenda formal y lo sufrió. La Montreal Gazzette se enteró de la
polémica por una carta anónima y corrió con la historia. “Investigadora
de McGill disciplinada por romper las reglas” decía el titular. La
humillación fue más de lo que Sergent podía soportar. Ella y su marido,
Yves, escribieron cartas conmovedoras al día siguiente y entonces se
suicidaron.
Mi estudio más detallado ha sido el de
los siete años de acoso psicológico del teólogo Herbert Richardson en el
St. Michael’s College, Universidad de Toronto. Su despido formal en
1994 fue el más divulgado en la historia de Canadá. El caso no tiene
paralelo en su complejidad y documentación, y en la comprensión que
ofrece de las tendencias culturales actuales.
Otros blancos de acoso psicológico
canadienses recientes incluyen al teólogo Hugo Meynell en Calgary, el
lingüista Hector Hammerly en Simon Fraser, la profesora de asistencia
social Kathleen Kufeldt en Memorial y el matemático Jack Edmonds en
Waterloo.
Todos estos casos son controversiales.
Una vez impuesto oficialmente el estigma, generalmente se piensa que es
merecido. Como todos los demás, los profesores quieren creer que el
mundo es justo. Los acosos psicológicos académicos son tan difíciles de
corregir como las condenas injustas en los tribunales.
A nivel práctico, cada profesor debe
estar consciente de las condiciones que aumentan la vulnerabilidad al
acoso psicológico en el mundo académico. Aquí hay cinco:
• Nacimiento y educación en el extranjero, especialmente puesto en evidencia por un marcado acento extranjero;
• Ser diferente de la mayoría de los
colegas de forma elemental (por sexo, por ejemplo orientación sexual;
color de piel, origen étnico, clase o credenciales);
• Pertenecer a una disciplina con normas
y objetivos ambiguos, especialmente aquellas (como música o literatura)
más afectadas por la escuela de pensamiento posmoderno;
• Trabajar bajo las órdenes de un decano
u otro administrador en quien, como Nietzsche lo dijo, “el impulso para
castigar es poderoso”;
• Una crisis financiera real o
artificial en la propia unidad académica (de acuerdo con un proverbio
africano, cuando el abrevadero se hace más pequeño, los animales se
vuelven más agresivos).
Otras condiciones que aumentan el riesgo
de ser acosado psicológicamente están más directamente bajo el control
de un posible blanco. Las cinco más importantes son:
• Haber sido el oponente del candidato
que termina ganando el nombramiento como decano o presidente de uno
(pareciendo así estúpido, malvado o loco a los ojos de aquél);
• Ser sobresaliente,5 logrando tanto éxito en la enseñanza o la investigación que termina por despertar la envidia de los colegas;
• Disentir públicamente de ideas
políticamente correctas (es decir, aquellas que son consideradas
sagradas por las élites del campus);
• Defender a un paria6 en la política del campus o en el más amplio ruedo cultural;
• Denunciar o incluso tener conocimiento de delitos graves por parte de compañeros de trabajo poderosos localmente.
El resultado de la investigación
disponible es que ningún profesor necesita preocuparse mucho respecto a
ser acosado psicológicamente, incluso en una condición generalmente
vulnerable, siempre y cuando él o ella no sacudan el “status quo”
académico local. El secreto es mostrar deferencia a colegas y
administradores, ser el tipo de erudito que quieren mantener cerca como
una forma de hacer que ellos mismos se vean bien. Jung dijo que “el odio
de un hombre está siempre concentrado en lo que lo hace consciente de
sus malas cualidades.”
La persona elegida como blanco de la humillación intensa y colectiva es normalmente marcada de por vida.
La mayoría de los blancos de acoso
psicológico que he estudiado estaban estupefactos de que tal oprobio
colectivo y apasionado les hubiera caído encima. Pensaron que estaban
haciendo un buen trabajo – como en realidad lo fue, según normas más
amplias que las vigentes localmente. Confiaron demasiado en la razón, la
verdad, la bondad y las garantías escritas de libertad académica y
titularidad. No se dieron cuenta de cuándo callar.
El acoso psicológico ya está bien
investigado y ampliamente reconocido como una patología del lugar de
trabajo. Es oficialmente ilegal en la mayoría de los países europeos.
Quebec promulgó la primera ley anti-acoso psicológico de América del
Norte en 2004. Tales leyes obligan a los acosadores psicológicos a
utilizar técnicas más sutiles.
Los profesores y otros trabajadores
seguirán siendo acosados psicológicamente de vez en cuando. La mayoría
serán idealistas con alto desempeño con lealtades superiores a las que
los poderes locales aceptan. Los blancos será humillados y castigados –
aunque menos duramente que Sócrates. La academia ha progresado en
algunos aspectos.
* * *
Kenneth Westhues es profesor de Sociología en la Universidad de Waterloo. Sus libros sobre acoso psicológico incluyenEliminating Professors [Eliminando Profesores] (1998), The Envy of Excellence [La Envidia de la Excelencia] (2005) y The Remedy and Prevention of Mobbing in Higher Education [El
Remedio y la Prevención del Acoso Psicológico en la Educación Superior]
(2006). Para obtener recursos web sobre el acoso psicológico académico,
escriba su nombre en Google o visite mobbing.ca
Artículo publicado en Academic Matters:
the Journal of Higher Education [Asuntos Académicos: la Revista de la
Educación Superior], OCUFA, otoño de 2006, págs. 18-19.
Versión original en inglés disponible en: http://arts.uwaterloo.ca/~kwesthue/unkindlyart.htm
Traducción: Psic. Sergio Navarrete Vázquez, México, D.F., Octubre, 2010.
Notas1“Conespecífico” es un término tomado de la Biología; significa “de la misma especie”. 2“Endémico” se refiere a sucesos que se repiten con frecuencia. 3La frase original dice: “Teenage swarming is similar (…).” La expresión teenage swarming también puede traducirse como “gavilla de adolescentes”. 4En Wikipedia hay un amplio artículo en inglés: http://en.wikipedia.org/wiki/Murder_of_Reena_Virk
5La frase original dice:
“Being a ratebuster, (…).” No encontré traducción en los diccionarios
convencionales. Buster en términos coloquiales significa macho o colega
(es una forma de dirigirse a un hombre o un niño). Combinado, se refiere
a alguien que destruye o combate lo especificado (por ejemplo, un
crime-buster es alguien que combate el crimen o soluciona un delito); a
su vez, en este contexto rate está relacionado con grado o rango, por lo
cual ratebuster alude a alguien que tiene logros frecuentes, de ahí la
traducción como “sobresaliente”.
6Persona excluida de las ventajas y trato de que gozan las demás.
Notas del traductor
Nota 1: La traducción de este artículo se difunde con el amable permiso del profesor Kenneth Westhues (e-mail:kwesthue@uwaterloo.ca y sitio web: http://www.arts.uwaterloo.ca/~kwesthue/),
otorgado el 3 de septiembre de 2010. Le he pedido al profesor Westhues
que me indique, de ser el caso, cualquier error que encuentre en la
traducción, a efecto de corregirlo inmediatamente. Lo mismo solicito al
(la) lector(a), a quienes mucho agradeceré sus observaciones y
sugerencias a la siguiente dirección: luzdesiglos@yahoo.com.mx
Nota 2: Al inicio y al final de su
artículo, mediante palabras resaltadas con color, el profesor Westhues
colocó vínculos (links) a páginas en las cuales se encuentra información
por él referida. En la presentación he respetado el criterio del color,
sin embargo, para acceder a ellos será necesario que el lector tenga la
gentileza de abrir el documento original.
Nota 3: El término mobbing ha sido
traducido al español de distintas maneras. Entre las expresiones más
usuales se encuentran “acoso psicológico laboral” y “acoso moral”,
basadas en los trabajos de dos de los autores posteriores a Leymann más
reconocidos: Iñaki Piñuel y Marie-France Hirigoyen, respectivamente. En
2007, con motivo de la publicación del primer libro sobre el tema en
México (Cuando el trabajo nos castiga. Debates sobre el mobbing en
México), Florencia Peña, Patricia Ravelo y Sergio Sánchez, los
coordinadores, propusieron traducirlo como “linchamiento emocional en el
trabajo”; en 2009 se publicó un segundo libro, titulado “Testimonios de
mobbing. El acoso laboral en México”, en el cual los coordinadores Peña
y Sánchez mantienen la misma postura. Sin embargo, no puede afirmarse
todavía que existe un consenso respecto a la forma más adecuada de
traducirlo al español. Al inicio de este artículo, el profesor Westhues
señala el uso del término mobbing en dos ámbitos: el de la Etología
[mobbing propiamente dicho] y el de la Psicología [especialmente en sus
ramas Laboral y/u Organizacional, traducido al español como acoso
psicológico laboral, o acoso moral]. Distingue también el mobbing
violento (violent mobbing) del mobbing no violento (nonviolent mobbing) y
no usa otro término para referirse al fenómeno. En este sentido, he
conservado la denominación mobbing hasta el tercer párrafo, donde quedan
establecidas ambas situaciones, y puesto que de ahí en adelante se
refiere únicamente al fenómeno entre los adultos humanos, he ocupado
provisionalmente la expresión “acoso psicológico”.
Nota 4: A diferencia de otros autores,
el profesor Westhues se refiere a las personas sometidas a un proceso de
acoso psicológico como “blancos” (mobbing targets) y no como “víctimas”
(mobbing victims).
Nota 5: Con la venia del (la) lector(a),
quiero agradecer a la Dra. Carmen de Vicente y al Dr. Humberto Gómez
sus valiosas correcciones y sugerencias.
* * *
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